Orquesta
Sinfónica Municipal de Mar del Plata
Director:
Alvise Caselatti
Solista:
Sabrina Pugkiese, fagot
Teatro Colón
de Mar del Plata
Weber y
Dvorak
El maestro Alvise Castelatti dirigió a la Orquesta Sinfónica
Municipal en el concierto del 14 de septiembre en el Teatro Colón de Mar del
Plata, oportunidad en la que Sabrina Pugliese actuó como solista en fagot.
La
obertura de Oberon, de Carl María von Weber (1786-1826) abrió el programa. Son fácilmente perceptibles las
demandas de su escritura por secciones y subsecciones: desde la llamada inicial
del corno, son su respuesta por las cuerdas, a la introducción del tema
principal (en lo que podríamos llamar una tercera sección): el rápido motivo de
las cuerdas abre la textura a una intensidad nueva, donde la escritura parece
subdividirse y marcar acentos en cada tiempo. Quizás el mejor resultado –luego
de una introducción que hubiera requerido un sonido más depurado- haya estado a
partir de esta segunda sección y en pasajes como la tercera, con la
intervención del clarinete. Hubiese requerido una mayor masa de cuerdas para
hacer más vibrante y menos incisivo el pasaje de la tercera sección, que
reaparece en la última y que es desarrollado allí con otros elementos.
Concierto
en fa mayor op. 75 para fagot y orquesta, de Carl María von Weber
El término francés basson, convertido en bassom en
el inglés parece aludir al carácter de bajo del oboe, pero el término fagot (en alemán faggott ) parecería aludir a la madera de haya (fagus en latín)con la que está construido
este instrumento de doble lengüeta. Lo cierto es que, en la variedad de
registros que tuvo en el renacimiento, se convirtió en un instrumento múltiple
(“tuttofare”) que fue ganando espacio en la música de cámara y en la sinfónica
(a partir de la nro. 53 de Hydn), habiendo sido utilizado para plasmar
diferentes atmósferas (en la escena de Sparafucile,
en Rigoletto crea con el clarinete y el contrabajo una ambiente
admonitorio y de inquietud; un marco muy diferente al motivo inicial de La Consagración de la Primavera que comienza
con ese memorable solo de fagot).
Como instrumento solista, en cambio,
sus recursos parecen más limitados: por las restricciones en establecer matices
por sí solo, por sus demandas técnicas y por las particularidades del timbre, más
que nada en los registros graves.
Sabrina Pugliese tiene una ya
extensa experiencia, tanto en orquestas (como la Estudiantil de Buenos
Aires; la del Congreso de la
Nación o la
Académica del Teatro Colón y como suplente solista en la Sinfónica Municipal
de Mar del Plata. Ha participado en producciones operísticas (Juventus Lyrica y
Buenos Aires Lyrica) e integra el ensamble Ars Nova. Sus recursos le permitieron abordar con mucha seguridad el
concierto de Weber, escrito en 1811, que requiere del instrumento una elegancia
y claridad, por ejemplo en el final del primer movimiento o en el adagio, y un
tono scherzante en un rondó que exige al instrumento en todas sus posibilidades: en la
exposición de ese bello tema inicial –que al final tiene un salto extenso en el
registro- que en la forma rondó vuelve sucesivas veces enriquecido. La obra demanda
pasajes lentos y rápidos que parecen significar por igual una demanda en el
fiato.
El motivo inicial de las cuerdas, en
el primer movimiento hubiera requerido un sonido más suave y menos incisivo.
Tal como en el concierto anterior,
resulta un hecho muy positivo que integrantes de la orquesta tengan la
posibilidad de actuar como solistas.
Sinfonía
nro. 7 en re menor, opus 70, de Antonin Dvorak (1841-1904)
Durante la sesión de ensayo general
se trabajó con esta obra, de líneas más severas y exigentes que las anteriores,
en orden inverso, comenzando por la introducción de cuarto movimiento y con un
detenimiento especial en la primera parte del tercero, en una versión más lograda
que la del concierto ¿Se trabajó hasta el final en estos aspectos para pulirlos
o ellos quedaban pendientes de los ensayos previos?
Es demandante e intensa en toda la
orquesta: el cuarto movimiento lo es particularmente en las cuerdas, el primero
y cuatro en los metales (destacó especialmente la línea de trombones).
Momentos como la polifonía que se
inicia con la intervención del clarinete, al que se agrega el fagot y luego las
flautas, en el segundo movimiento (Poco Adagio) fueron perfectamente logrados
en esa calidad de fraseo que requiere una obra hondamente melódica, luego del
cual la entrada sucesiva de los cornos por pares marca el cambio a una
bellísima melodía de las cuerdas y a la nueva intervención de los clarinetes
pero con otro motivo. Muy lograda también fue la entrada de cellos y violas en
el desarrollo ulterior, que se resuelve en forma de un interrogante que lleva a
un episodio de tensión.
El último movimiento discurrió a un
tempo vivo que hace más exigentes particularmente los pasajes para la cuerda
–que se divide en acentos e intensidades. La introducción marca un cambio de
tempo. En el pasaje de resolución del segundo desarrollo del segundo tema, en el
que los cornos deben tocar en contratiempo con la cuerda terminaron tocando a
tempo. Hubo problemas de afinación en los cornos. Otro de los problemas fue el
glissando final, ya en la coda, cuando pocos compases antes del final hay un rallentando
que se inicia en las cuerdas justo antes de ese pronunciado glissando descendente
del corno solista, que fue omitido en esta versión. También hubo un déficit en
la proyección de las trompetas en las intervenciones de la introducción del
cuarto movimiento, que tampoco tuvieron el stacatto nítido propio del pasaje y
algunos defasajes luego de la introducción del cuarto movimiento en una
marcación que no pareció atender a
entradas significativas.
El maestro italiano Alvise Caselatti
contó con una orquesta que pudo brindar una interpretación que, en un balance
general, plasmó la belleza y densidad de una obra tan completa como bella y
exigente.
Eduardo
Balestena
No hay comentarios:
Publicar un comentario