lunes, 21 de noviembre de 2022

Concierto de la Orquesta Sinfónica Municipal con el Coral Carmina


 

Concierto de la Orquesta Sinfónica Municipal con el Coral Carmina

 

.Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata

.Director: Guillermo Becerra

.Coral Carmina

.Director: Horacio Lanci

.Solistas: Georgina Espósito, soprano; Fernando Rocca, tenor; Facundo Domínguez Marzano, barítono.

.Iglesia Stella Maris, 20 de noviembre, hora 20.

 

La Orquesta Sinfónica Municipal –o más propiamente, lo que queda de ella- se presentó, luego de una prolongada ausencia del escenario debido a las extremadamente graves carencias en la conformación de su orgánico- junto con el Coral Carmina y solistas.

            Las Dos canciones  opus 15, de Edward Elgar abrieron el programa, que prosiguió con la Misa nro. 2 en sol mayor, D. 167 obra temprana de Franz Schubert siguió en el orden del programa. Se trata de una breve obra, para orquesta de cuerdas,  de gran musicalidad, ya desde su propio comienzo –Kyrie-; en el Gloria que le sigue, la expresividad reside en un  rápidos y precisos pasajes en el coro y toda la cuerda.

            Georgina Espósito brindó su timbre claro, duce y refinado en sus intervenciones –Kyrie, Benedictus, Agnus dei- por citar un ejemplo. Lo mismo el tenor Fernando Rocca, de un timbre cristalino, a la vez potente y delicado, así como el barítono Facundo Domínguez Marzano.

            El coro destacó en su homogeneidad en todas las dinámicas de una obra con momentos de frases extensas y una demanda de continuidad en la articulación. Horacio Lanci no sólo es un gran director sino también un estudioso de la música de una muy destacada trayectoria.

            La Sinfonía nro. 2, opus 36, en re mayor de Beethoven cerró el programa. Obra temprana sus innovaciones, sin embargo sus innovaciones son muy marcadas. Su primer movimiento (Adagio molto – allegro con brío, en re mayor), escrito en forma sonata. Su rica introducción –de una profusa elaboración en las voces instrumentales- condensa varios elementos melódicos y llega, sin transición, a un dramático segundo sujeto, para volver al material de la introducción y concluir con el clímax de la coda.

            El segundo movimiento (Larghetto, en la mayor) en forma sonata está desarrollado con dos temas amables y ricos melódicamente, enriquecida la grácil melodía de la cuerda por las maderas, en una muy cuidada elaboración.

            El tercer movimiento (Scherzo – allegro, en re mayor) es breve y enérgico, con ricas gradaciones en las maderas que  acompañan a los exigentes pasajes de la cuerda.

            La obra concluye (Allegro – molto, en re mayor) con un rondó en el cual el material temático se desarrolla rápidamente en el esquema ABA´CA´´BA – Coda en un progresivo enriquecimiento del material que concluye en una coda que se inicia con un sentido de interrogación y concluye enfáticamente con el tema inicial.

            Guillermo Becerra es un profundo conocedor del repertorio Beethoveniano y la orquesta –con refuerzos de su orgánico- obtuvo una interpretación acorde a la obra.

              Es destacable el permanente esfuerzo del Coral Carmina, ya sea en su nivel coral como en su denodado y permanente trabajo y la entrega que ello significa. Tuvo una actuación acorde a su nivel.

            En cuanto a la Orquesta Sinfónica Municipal, debe destacarse la actitud de trabajar con el repertorio de por sí reducido que puede afrontar con su más que menguada conformación. La calidad del concierto que llevó a cabo prueba que el referido  repertorio no significa exigencias musicales menores que otros.

            Sin embargo, los problemas que atraviesa –desde larga data- el organismo, están muy lejos de una solución.

            Resilium es el verbo latino que expresa la fortaleza de un material capaz de volver a su forma original luego de un fuerte impacto. De allí deriva el término resiliencia : tanto un orgánico menguado por el desinterés y las malas políticas municipales, agravado ello por los problemas edilicios y otros de variada índole, no han podido vencerla ni disminuir su calidad musical. Si en algún momento –forzosamente lejano- pueda llegar a recomponerse ello se deberá a la tenacidad y a la resilencia de todos los músicos que han venido luchando silenciosamente por ella.

 

Eduardo Balestena

Concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional, solistas, Coro Polifónico Nacional, coro de niños, coro mixto en el CCK


 

Concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional, solistas, el Coro Polifónico Nacional, Coro de niños, coro mixto en el CCK

 

.Orquesta Sinfónica Nacional de Argentina

.Directora: Natalia Salinas

.Solistsa: Ricardo González Dorrego, tenor; Alejandro Spies, barítono; Walter Swarz, bajo

.Coro Polifónico Nacional

.Antonio Domeneghini, director del coro

.María Isabel Sanz, directora del coro de niños

.Sala Principal, Centro Cultural Kirchner, 18 de noviembre, hora 20.

 

             

El oratorio Turbae as passionem gregorianam 0p 43 para 3 cantantes gregorianos, coro de niños, coro mixto y orquesta, de Alberto Ginastera fue la obra abordada en el último concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional.

Fue escrita por encargo del Mendelssohn, de Filadelfia, en 1974. Tanto el comentario de Daniel Varacalli Costas, como la reseña de la obra en el programa del Teatro Colón del 19 de abril de 1980, analizan de una manera exhaustiva tanto la obra como las circunstancias de su gestación y su lenguaje, por demás complejo. Por tal razón, no voy a detenerme en la descripción de las partes que componen el referido oratorio; simplemente es dable señalar que la idea central, más allá de las distintas fuentes litúrgicas, es la idea de las “multitudes enardecidas” y el modo en que ello es expresado musicalmente de muy distintas maneras, con requerimientos técnicos también muy distintos.

El coro aborda ya un canto lírico, ya se subdivide secciones camarísticas, con pasajes extensos en registros extremos –por ejemplo los bajos- y un trabajo en tesituras disonantes, intensas, por momentos agudas y el prolongado pasaje de las onomatopeyas, que instala un clima de angustia, impotencia y confusión.

Los pasajes de las turbas –señala Pola Suarez Urtubey- causaron siempre una impresión de temor al compositor y utiliza fragmentos de los cuatro evangelios referidos a las turbas. Ello confiere a la obra una sensación de universalidad: si algo se hace evidente es este comportamiento  tan extremo como errátil de la turba, expresión que ya de por sí denota a un conjunto enardecido.

Los coros, que incluyen solistas dentro de la masa vocal están, de un modo u otro, siempre fuertemente exigidos, ya sea por los registros, la duración o el énfasis.

La concepción del sonido orquestal es, al mismo tiempo, tradicional y vanguardista –remite a la monodia del canto gregoriano tanto como a timbres disonantes- con un paisaje rítmico intrincado y cambiante. Los sonidos son tajantes, pero, al mismo tiempo, por ejemplo en las baterías de la percusión, muy delicadamente elaborados, en la sucesión de distintos elementos, sucesión que debe producirse de una manera extremadamente precisa. De una renuncia total a todo aspecto melódico, queda a los timbres puros, a los esquemas rítmicos y a la combinación de masas sonoras tan intensas como suaves por momentos, todo el peso de esta concepción musical: el resultado no es una música de reposo y consuelo, sino de permanente angustia. Por momentos de una sencillez tan intensa como expresiva en un lugar como el pedal de bajos y cellos en el momento de la crucifixión, en otros los sonidos parecen no identificables en cuanto a los instrumentos que los producen connotan algo indescifrable, producto de varias fuentes sonoras.

En tal sentido, tanto la labor de la orquesta como la de los coros –ello habla de los méritos como directores de María Isablel Sanz y Antonio Domeneghini- y los solistas fue de una total excelencia en su desempeño. La intervención más extensa fue la de Ricardo González Dorrego como el narrador; impecables también en sus intervenciones, Alejando Spies (Jesús) y Walter  Swartz (Sinagoga).  

La textura es tan intrincada y cambiante que requiere una marcación muy justa en todo momento, así como de un trabajo previo también muy preciso, ya que no parece posible marcar todo durante todo el tiempo. En tal sentido, la labor de la maestra Natalia Salinas fue excelente.

La paradoja que se presenta es la siguiente: la de una obra de contenido religioso que genera angustia, desconcierto y un eterno interrogante nunca resuelto. Una música que no es consuelo, no reconforta sino que impacta. Finalmente la fe parece ser una interrogación. En el curso de esa interrogación se nos orece una obra musical que, más allá de su contenido, vale por sí misma y se impone por elementos puramente musicales.    

  

 

  

 

 

 Eduardo Balestena