lunes, 20 de diciembre de 2010

Fragmentos de Aída en versión de concierto


La Orquesta Sinfónica Municipal se presentó en el teatro Colón, con la dirección de la maestra Susana Frangi, el 18 de diciembre con los solistas Andrea Nazarre; María Lujan Mirabelli; Georgina Espósito; Antonio Grieco; Guillermo Fertitta y Mariano Iezzi, con el coro de la Ópera de Mar del Plata, dirigido por Soledad Gonzalía.
Los roles solistas fueron interpretados del siguiente modo: Andrea Nazarre (soprano) como Aída; María Luján Mirabelli (Mezzo soprano), Amneris; Georgina Espósito (soprano), una sacerdotisa; Antonio Grieco (tenor), Radamés; Mariano Iezzi (barítono), Amonasro; Guillermo Fertitta (bajo), Ramfis.
En un desarrollo algo extenso, particularmente en la primera parte, hubo muchos momentos logrados: uno de ellos fue la “Gran Scena Della Consagrazione: Possente Ftha- Tu chei dal nulla”, escena 2 del primer acto, en el templo de Vulcano que permitió apreciar un coro que le dio esa inflexión de irrealidad que requiere el clima, junto al delicado y claro timbre de Georgina Espósito que le aportó la especial dulzura de una cuerda además muy apta para música de cámara. También las conocidas “Si quel guerrier io fossi” y “Celeste Aída”, romanza y aria de Radamés, y “Ritorna vincitor”, aria de Aída. Antonio Grieco evidenció una vez más tanto la claridad como la potencia de su registro de tenor ligero, su facilidad para crear climas y sostenerlos y manejar una expresividad muy natural, sin estridencias, y una seguridad absoluta en el escenario. Andrea Nazarre, que meses atrás cantó las Cuatro últimas canciones de Richard Strauss, compuso una Aída no sólo desde las notas sino desde una actitud hacia el canto, en intervenciones prolongadas y en exigencias dramáticas muy definidas, con una proyección que permitió apreciar su expresividad y claridad en el tránsito hacia los agudos. María Luján Mirabelli, como Anmeris, tuvo a su cargo pasajes importantes, como el dúo “Fu la sorte dell´armi a´tuoi funesta”, en la que intenta hacer creer a Aída que Radamés había sido muerto en la batalla. También le cupo el importante aria “L´aborrita rivale a me sfuggia”. Lo hizo con un eficaz dominio escénico aunque con un déficit de claridad en el registro medio. Guillermo Fertitta, que ha cantado varias veces con la Sinfónica, aportó su voz potente en pasajes en dueto con Antonio Grieco, cantando, en “Possente Fthá” con el coro, y en “Ma dimmi; per qual vía”, del tercer acto, cuarteto de Radamés, Amonasro, Amneris, Aída y Ramfis, un momento particularmente intenso.
El dueto (del tercer acto) en que Amonasro (“Ciel, mio padre/ Rivedrai la foreste imbalsamate”) trata de convencer a Aída de que haga que Radamés huya con ellos a Etiopía con un Mariano Iezzi que compuso un Amonasro que permitió percibir la intensidad de su influencia sobre Aída, fue otro de esos momentos: es muy diferente el carácter que a lo largo de una intervención adopta el barítono, en un contexto de tensión. Lamentablemente, el programa de mano omitió toda información sobre los solistas, así como sobre los papeles y los registros con lo cual se careció de toda referencia tanto para conocerlos como para ubicarlos en sus roles. Otra de las omisiones es la de algunas de las partes, tales como la romanza “Si que guerier io fossi” o “Rivedrai la foresti imbalsamati” y muchas otras; así como mayores datos del coro y su directora, Soledad Gonzalía.
“Pur ti riveggo, mía dolce Aida”, dúo de Radamés y Aída es otro pasaje de gran exigencia dramática que exige muchos matices en la expresión: de la tensión a la esperanza en la huída (“Fuggiam gli ardori inhóspiti…La tra foreste vergini”) todas arias de muchos matices en el tenor y la soprano.
El refuerzo de la orquesta en los metales, ubicados en el palco lateral derecho de la sala resaltó el efecto de Gloria all´Egitto y la Marcha Trionfale” al precio de opacar al coro que se hizo prácticamente inaudible en un escenario ya de por sí problemático en todos los sinfónico-corales.
Fueron muy logrados los climas de tensión en una orquesta que destacó especialmente en las maderas y metales y que pudo imbricarse muy eficazmente con los solistas.
El “finale ultimo: o terra addio”, así como las anteriores “Vedi di morte l´angelo” y el “Finale ultimo: Inmenso Ftha” fue otro de los pasajes más logrados, en el dueto final de Aida y Radamés con el fondo del coro, la sacerdotisa y Amneris.
Tuvimos en escena una gran parte de la Ópera de Verdi, lo cual significa particularmente para los cantantes una exposición sostenida en intervenciones extensas y muy demandantes. Más allá de ciertos aspectos que hicieron que no se tratase de una versión pareja, el resultado final es el de los logrados clímax de los momentos más significativos de una de las óperas más apreciadas del repertorio lírico.






Eduardo Balestena
http://www.d944musicasinfonica.blogspot.com/

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