Mardel Sinfónico es una asociación civil
sin fines de lucro creada por músicos de la Orquesta Sinfónica Municipal.
Formada escasamente hace algo más de un año, no sólo ha organizado master
clases con solistas que actuaron con la orquesta, sino también conciertos de
música de cámara en escenarios nuevos para la actividad y la reedición del
Concurso para jóvenes solistas Washington Castro (en homenaje a quien más hizo
por la proyección de dicho concurso y por la actividad de la orquesta).
En oportunidad de llevarse a cabo el
ensayo general del concierto de premiación pudimos dialogar extensamente con
Julieta Blanco, flautista, solista de piccollo de la Orquesta Sinfónica
Municipal, integrante de distintos grupos de cámara y de una destacada
actuación musical.
“Cómo y cuándo surgió la idea de crear
Mardel Sinfónico”
“Pensamos que en música dependemos,
institucionalmente, de una serie de circunstancias, que existen limitaciones y
que ante eso no se puede esperar que las soluciones nos vengan, que nos sean
dadas. Pensamos que nosotros mismos debíamos generar cambios, nuevas
circunstancias y surgió en la orquesta la idea de organizar una asociación
civil, sin fines de lucro, darle una estructura y abrirla a la comunidad.
Hicimos todos los trámites, tenemos una comisión directiva, una cuenta a donde
recibimos donaciones y la idea es seguir abriéndonos a la comunidad.”
“Eso incluye llevar la música a otros
ámbitos.”
“Como sucede con ´Música por la vida´,
se trata de llevar la música por ejemplo a hospitales, centros de salud. Lo hicimos
con el INAREPS y con el Hospital Interzonal Genral; la idea es hacerlo también
en el Hospital Materno Infantil. Los resultados fueron muy gratificantes.
Pensamos que es muy importante llevar la música a otros lugares, más allá de
las salas donde tocamos, crear esa experiencia en vivo a lugares y a personas
que quizás no hayan tenido otro acceso antes a la música. Es una experiencia
hermosa y muy enriquecedora.”
“Los recursos son generados por la misma
asociación o hay un apoyo institucional.”
“Hay un apoyo institucional, tenemos un
subsidio de la Secretaría de Cultura, pero mientras tanto, las iniciativas han
sido posibles con recursos propios: hay una pequeña cuota social y destinamos
parte de los ingresos por las master clases que han dado los solistas para este
fondo. Ello nos ha permitido organizar el Concurso para Jóvenes Solistas y
llegar al día de hoy, el ensayo general y del concierto, habiendo podido
entregarles a los ganadores su premio económico, y quedamos a cero con los
recursos.”
“Las master clases han sido una
experiencia importante.”
“Los solistas estuvieron muy contentos
de poder dejar algo, además de venir a tocar. Es sentir que un concierto puede
dejar enseñanzas, experiencias, formar. Significa capitalizar esa experiencia de
los solistas en algo concreto, poder acceder a ella, a esos conocimientos, que
dejen eso, una enseñanza.”
“Ha habido solistas de mucha
experiencia, de hecho la primera fue la de Eduardo Vassallo, solista de cello
de la Orquesta de Birmingham.”
“Y de otros, como el maestro Rolando
Prusak, Marco Pierobon o Pablo Albornoz, el concertino suplente de la orquesta.
En este caso, significa la posibilidad de tener una experiencia distinta de un
miembro de la orquesta, verlo fuera de la actividad habitual, poder capitalizar
esa experiencia. Sucede que las master clases dinamizan mucho el concierto del
solista porque quienes las hicieron están el día del concierto, y eso es una
forma de abrir a la orquesta a otro público, que esos alumnos puedan acceder no
sólo al solista con quien tuvieron una actividad formadora sino también a la
orquesta”.
“Han generado también una actividad de
música de cámara en otros marcos, no habitualmente destinados al género.”
“Es que si somos músicos, tenemos que
hacer cosas por amor a la música. Para
nosotros es un desafío hacer música de cámara, nos enriquece
musicalmente y decidimos hacerlo en espacios, como la Biblioteca Ratery, un
lugar precioso para tocar, o Plataforma 12 o La Casa del Puente, y queremos
seguir en esa idea de tocar en escenarios alternativos, pero con esas
posibilidades. Pensamos continuar el año que viene trabajando más en esa
dirección”
“Las master clases son un espacio nuevo,
y el concurso de jóvenes solistas son un espacio recuperado”.
“Quisimos volver a organizar el concurso
que fue tan importante musicalmente para muchos solistas cuyas carreras
surgieron en ese marco. También como una manera de atraer a los músicos, que
llegado un nivel, emigran a buscar otras oportunidades. Pensamos que si en el
futuro hay concursos para cubrir cargos en la orquesta, se pueda contar con
músicos con un nivel que les permita concursar, despertar su interés por la
orquesta, o lograr que la orquesta pueda contar con ellos. Es mucho lo que
mueve un concurso, por empezar, permiten ver el nivel musical que hay en los
jóvenes y nos ha pasado que varios concursantes han sido convocados a otras
actividades musicales a partir del concurso…eso fue un efecto multiplicador:
que este hecho se abrió a otros, a otras posibilidades, eso es una de las cosas
más gratificantes que ha tenido el esfuerzo”.
“Sin embargo, no debe ser nada sencillo
de organizar”
“No, fue un gran trabajo, formar el jurado, hacer todos los
contactos. Fueron 19 concursantes, todos de muy buen nivel. En muchos casos fue
la primera oportunidad que tuvieron de encontrar un ámbito donde presentarse,
mostrar su trabajo; el nivel que han alcanzado es alto, y a nosotros todo esto
nos ha permitido tomar contacto con ellos. El concurso estaba destinado a
marplatenses o a quienes se hubieran formado en Mar del Plata. Para el caso de Luisina
Rábago en violín (primer premio en la categoría de menores de 21 años y Andrés Fernández Subiela en contrabajo (segundo
premio de la misma categoría), es la primera vez que actúan con una orquesta.
Franco Gidoni (primer premio en la categoría de mayores de 21 años) ya había tocado el
concierto con el que ganó como solista en Mendoza, donde está trabajando ahora.
Formamos un jurado con músicos muy calificados. El segundo premio categoría mayores
de 21 años fue compartido entre Natalia Álvarez y Hernán Torres, en saxofón y
hubo una mención especial para Rodrigo Belga en saxofón en la misma categoría.
Hoy es muy gratificante ver como todo
ese trabajo de ha convertido en algo concreto”
Todos quienes estamos en la sala hoy, en
el ensayo y luego el concierto, lo estamos gracias al trabajo de todo el año de
Mardel Sinfónico, en un momento en que vemos que ante un panorama difícil sin
embargo se abre un espacio nuevo. Uno construido desde el amor y desde el esfuerzo.
Quizás a ello se deba el clima de entusiasmo, de alegría, de coronación de un
esfuerzo para los premiados y los organizadores y de descubrimiento para nosotros.
Todo ello el fruto del largo esfuerzo de Mardel Sinfónico.
Eduardo Balestena
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