Concierto de la
Orquesta Sinfónica Municipal
.Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata
.Director: Maestro Guillermo Becerra
.Teatro Colón, Mar del Plata, 7 de enero, hora 21.
La
Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata, bajo la dirección del maestro Guillermo
Becerra brindó –a sala llena- su primer concierto del año en el Teatro Colón de
nuestra ciudad.
La Obertura del singspiel El empresario
Teatral, (K. 486) de Wolfgang Amadeus Mozart, fue la primera del programa.
En segundo
término, fue interpretada la Pequeña
Sinfonía en si bemol mayor para nueve instrumentos de viento, Op.216, de Charles Gounod. Sus intérpretes fueron –según la formación adoptada y
de izquierda a derecha: Alexis Nicolet (flauta); Mario Romano y Ernesto
Nucíforo (clarinetes); Rubén Passaretti y Marcos Tallarita (cornos); Gerardo
Gautin y Sabrina Pugliese (fagotes) y Andrea Porcel y Mariano Cañón (oboes).
Estructurada en cuatro movimientos: adagio/allegro;
andante cantabile, quasi adagio; scherzo, allegro moderato; y finale,
allegretto.
Obra poco frecuente en el repertorio, es muy
rica en inflexiones melódicas, en rápidos diálogos entre los instrumentos
solistas y en vivacidad. El movimiento inicial es un allegro de sonata con
temas contrastantes y la obra nunca abandona el brillo inicial, tanto en la
belleza de los temas como en su elaboración formal.
Su
demandas son muchas: precisión en el armado, lirismo, limpieza tímbrica y está
claramente destinada a consumados solistas. Se trató de una muy lucida versión
de este bello y poco conocido opus.
En la
segunda parte fue interpretada la Sinfonía
nro. 104 en re mayor, Londres de Franz Joseph Haydn.
Última de las sinfonías del padre del género,
quien le dio su base formal, al transitar prácticamente todas las combinaciones
posibles, implica –como las obras del clasicismo- pureza tímbrica en sus nítidas
y amplias líneas melódicas y una arquitectura precisa en los tríos de flautas
oboes y fagotes, por ejemplo en el pasaje del primer tema al segundo en el
movimiento Andante. Los temas
iniciales aparecen casi siempre como motivos danzantes, lo que le confiere
elegancia, fluidez y belleza.
No son los
compases aquello que pauta la música sino que se trata de una línea con
inflexiones, como la del habla: así lo asumían las indicaciones del maestro
Becerra, dándole importancia a la respiración y al pulso; antes de cada
movimiento dejaba ver en su gestualidad la impronta que deseaba darle. Ello y
los aspectos puramente formales que fueron pulidos en el ensayo general son
indicadores de la puntualización en el trabajo.
Ante las
circunstancias que ha venido atravesando –y que aún atraviesa- la orquesta, el
nivel de preparación y detalle con el que está trabajando es algo que debe ser
destacado.
Eduardo
Balestena
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