.Orquesta Estable del Teatro Colón de Buenos Aires
.Director: Maestro Isaac Karabtchevsky
.Solista: Sergio Tiempo (piano)
.Teatro Colón de Buenos Aires, 14 de mayo
El pianista venezolano Sergio Tiempo se
presentó con la Orquesta Estable del Teatro Colón, dirigida por el maestro
brasileño Isaac Karababtchesky, en el marco del Abono Verde.
El Concierto
para piano y orquesta número 3, en re menor, opus 30 (1909), de Sergei Rachmaninov (1873-1943) fue la
obra solista interpretada en la primera parte. Probablemente –y, por la
envergadura, más que ellas- sea junto con la Rapsodia sobre un tema de Paganini
(1934) y las Danzas Sinfónicas (1940), una de las obras más formalmente
pensadas y elaboradas por el compositor, donde el virtuosismo se encuentra en
paridad con las ideas musicales profundas y extremadamente demandantes.
La escritura de la obra fue comenzada en
Ivanovka, la residencia veraniega de la
familia (quemada por los bolcheviques en 1918 y reconstruida por el
gobierno comunal durante la perestroika)
en el verano de 1909 como una suerte de carta de presentación para una gira de
conciertos en Estados Unidos de Norteamérica. Sumamente libre en su planteo
estético, fue concebida como una demostración de virtuosismo y es una de las
más difíciles del compositor.
La primera percepción en el abordaje de
Sergio Tiempo fue el tempo y la acentuación (un/dos) en el sencillo tema
inicial que vertebra este formidable opus, que en otras versiones, a diferencia
de la del propio compositor, suele ser presentado más lentamente y en forma de
frase melódica. El arranque en un tempo vivo hace más dificultoso el pasaje en
que el tema es tomado por la orquesta mientras el piano lleva a cabo rápidas
figuraciones sobre dicho tema, momento en que realmente comienza la permanente
transformación motívica que lo presenta dentro de una gran diversidad –y
libertad- de maneras. La forma verdaderamente rapsódica del concierto lo lleva
a tal transformación, que abarca motivos derivados, el mismo motivo invertido y
el desarrollo de un segundo tema, introducido por el diálogo entre el piano y
la orquesta luego de la figuración inicial del piano sobre el primer tema. Lo
hace en una suerte de forma sonata ampliada en la que el tema inicial vuelve a
ser expuesto en varias oportunidades, una de ellas en la orquesta, tras la
cadencia del instrumento solista.
Lo que pareció un momento de
indefinición en la intervención solista y su relación con la orquesta surgió,
en dos oportunidades, durante los pasajes de comienzo del complejo desarrollo
del movimiento, sin que se perdiera el hilo del desarrollo en ningún momento.
El Intermezzo-adagio
no es en rigor un movimiento lento, aunque presente pasajes de esas características,
sino una serie de complejas variaciones sobre el tema inicialmente expuesto por
la orquesta. En ellas, Rachmaninov utiliza una gran variedad de recursos en la
elaboración del tema del movimiento por el instrumento solista y la orquesta
que recuerdan a los utilizados en la Rapsodia: el tema expuesto en forma más
rápida y compacta, con el agregado de notas; el desarrollo de episodios tomando
un intervalo de una parte; la aparición de notas que subrayan partes del tema y
omiten otras y el enriquecimiento
por la orquesta, que lo toma y expande,
también de diversas maneras, todo ello a lo largo de un extenso y cambiante
desarrollo que conduce y se resuelve, casi sin solución de continuidad, en el Finale: alla breve, de gran fuerza. Es
una exposición de la mayor intensidad en el instrumento solista y también en la
orquesta, que cuando el piano intensifica la exposición del tema inicial y lo
transforma, va virtualmente cruzada con dicho instrumento. Todos los recursos
son explotados en sus mayores posibilidades: la transformación motívica, la
aparición de desarrollos a partir de fragmentos, la fuerza arrolladora del
conjunto y la cohesión, dada en gran medida por el uso de los intervalos del
tema, una cohesión que nunca se pierde pese a la diversidad de medios
utilizada.
Los bises que, tras la ovación final
recibió Sergio Tiempo (Chopin; Ginastera; el Joropo, de Moisés Muleiro, en
recuerdo de sus hermanos venezolanos) subrayaron la versatilidad de un gran
pianista, su capacidad para entrar a un estilo y a otro.
Sergio Tiempo obtuvo una excelente
versión de uno de los conciertos más
difíciles, virtuosos y bellos de la literatura del género.
La Sinfonía
nro. 1, en re mayor, “Titán” de Gustav
Mahler (1860-1911) fue la obra abordada en la segunda parte.
Obra de una personal y cuidada
elaboración, de gran riqueza formal y temática, comienza con un largo pedal
inicial, con un simple motivo evocativo de lo perenne y espontáneo de la
naturaleza: ecos dispersos, la fanfarria de fronteras en las trompetas, en un
sonido muy tenue, los cornos, evocativos de la lejanía, hasta la introducción
del tema del caminante, que marca el fin del largo pedal inicial.
Muchas serán las combinaciones temáticas
en las distintas maneras de exponer un sonido de gran diversidad de colores
orquestales. Intervalos de cuarta dan unidad a los distintos ecos del
movimiento.
Distintos tratamientos del material se
superponen en las distintas secciones del tejido orquestal: la obra no es nueva
sólo en su idea temática sino en su forma y complejidad.
El nutrido último movimiento, que, en su
forma ternaria ABA, con una extensa elaboración final, tomará elementos de los
anteriores, está dado por un choque de fuerzas entre el tema heroico de los
metales y las violentas exclamaciones de las maderas, con un episodio lento de gran
dulzura. La modulación en el pasaje a la última sección se produce a partir del motivo de la marcha
fúnebre paródica del tercer movimiento y, sobre el final, es reconocible el
tema del caminante y de la fanfarria lejana en las trompetas, en un horizonte
musical de gran belleza de los temas y de exuberancia sonora, dada en los forte, en los registros disonantes y de
enorme amplitud de secciones como los cornos, y de coexistencia de elementos
diversos.
El maestro brasileño Isaac
Karabatchevsky, de una tan extensa como reconocida carrera en su país y en
Europa obtuvo un excelente registro de la obra de Mahler, con indicaciones que
residían ya en las intervenciones que correspondían a su marca del tempo, ya
liberando la marca en otros fragmentos o indicando las de una percusión nutrida
en el último movimiento.
Asimismo, parte de la orquesta había
intervenido en el concierto del día anterior de la Orquesta de la Asociación de
Profesores de la Orquesta Estable en el
Teatro Coliseo, lo cual es un indicador de su profesionalidad.
Eduardo Balestena
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