.Orquesta Filarmónica de Buenos Aires
.Director: Zhang Guoyong
.Solista: Néstor Garrote (oboe)
.Teatro Colón de Buenos Aires, 7 de abril, hora 20
El maestro Zhang Guoyong dirigió a la Orquesta Filarmónica
de Buenos Aires en su segundo concierto de abono.
El compositor opta por un encanto
sonoro, secciones claras de exposición de motivos y acordes de algún modo
previsibles en los distintos conjuntos instrumentales, antes que por una exploración
de timbres, formas y modos relativos al material folklórico.
Bernard
Alois Zimmermann
(1916-1970) escribió en 1952 su Concierto
para oboe y pequeña orquesta,(Hommage a Strawinsky) obra interesante y lograda en varios aspectos: su
cita de los elementos neoclásicos (en ese su homenaje a Stravinsky), la
exploración del dodecafonismo en un contexto de improvisación y libertad en las
líneas de motivos, que conlleva la renuncia al lenguaje romántico que es
posible apreciar en la armonía, así como también a los efectos y al volumen
sonoro, en un trabajo concentrado y de gran concentración.
Se singulariza además por el
despojamiento melódico –a la manera del gran compositor ruso- así como por no
alternar las exposiciones del instrumento solista y de la masa orquestal,
principalmente la cuerda, ya que en muchas partes el sonido solista discurre
junto con la cuerda .en tutti- sin dejar de ser audible, con lo cual establece
un elemento de distancia con respecto a otras estéticas y de algún modo
evoca la tradición del oboe solista barroco.
Se trata de una obra de gran
requerimiento técnico: la escritura para el oboe está dada en intervalos muy
amplios que lo llevan, en el transcurso de una sola frase, del registro medio
al más agudo del instrumento en pasajes intensos y prolongados.
Diferentes son las líneas de motivos
entre el instrumento solista y la masa orquestal, lo que requiere una labor de
armado final muy precisa.
La estética del futuro autor de Die Soldaten o del Requiem für einen jungen Dichter
es en este caso marcadamente técnica, despojada de connotaciones
subjetivas, fiel al ideal de la música objetiva de Stravinsky.
Néstor Garrote es solista de Oboe de la Orquesta Filarmónica
de Buenos Aires, fundador del Ensamble Instrumental de Buenos Aires y del
Oboefest (Rosario) y ha integrado distintas orquestas en Europa y Argentina. Su
formación musical y su trayectoria se traducen en el dominio del instrumento y
sus posibilidades. En este caso, la escritura técnica –y a la vez evocativa de
la tradición del instrumento- aparece dada en el marco de libertad e
improvisación de una obra cuyas posibilidades formales y expresivas abordó con
absoluta seguridad.
En la Sinfonía nro. 3 de Serguei Prokofiev (1891-1953), escrita en 1928, es posible apreciar
elementos estéticos de varias de sus obras: ya el comienzo en tajantes acordes
con una relación de marcada disonancia, evocan la parte culminante del ballet Cinderella en que el reloj marca la hora
crucial. La escritura, que toma elementos de El ángel de fugo es también evocativa de la Séptima sonata para piano y, en el andante, de
las armonías de Romeo y Julieta.
De algún modo es la fusión, en un
contexto de fuerte unidad, de varias de las fuentes temáticas y formales del
compositor en una obra episódica, donde el paisaje musical es siempre
cambiante. La primera prueba de ello es que tras el acorde y la subsiguiente
elaboración posterior y sobre los intervalos finales de un motivo surge el
conocido motivo central que tiene el carácter danzante de gran parte de la obra
y que, de distintos modos, es elaborado en la parte final de ese movimiento –de
una manera más crispada y disonante- luego de la aparición de otros motivos que
discurren en el discurso musical.
Así, esos climas tan típicos de
Prokovief creados por las maderas y el bombo o por los glissandos de los cornos
o de la cuerda, los pasajes en los registros graves de los clarinetes y el
clarinete bajo, alternan con la permanente transformación motívica de elementos
que surgen en una sección de la cuerda y
al sumársele otra cambian de carácter a la vez que mantienen la impronta
inicial, dando la impresión de una música construida por capas y que se vale de
esa superposición y a la vez de la pureza tímbrica, y que modula a nuevos
paisajes tonales que van cambiando ese carácter y a la vez conservando la
unidad.
Por momentos la textura deja de ser
homófona en partes en las que los metales y la percusión abordan un pasaje en
determinado compás mientras que la cuerda lo hace en otro y con diferentes
elementos temáticos.
Pureza tímbrica, flexibilidad en los
acentos y en la modulación, solidez en el armado, precisión y expresividad son
indicadores de la interpretación que la Filarmónica logró de esta obra de requerimientos
constantes, por ejemplo en metales –no termina con un acorde conclusivo sino
con una exposición enérgica y abierta.
Nacido en Shangai, Director Artístico
del Teatro de la Ópera de esa ciudad, Zhang Guoyong llevó a cabo parte de sus
estudios en Rusia, habiendo sido discípulo de
Gennady Rozhdestvensky, encontrándose ampliamente versado en la música
de ese país, especialmente en las sinfonías de Dmitri Shostakovich. A
diferencia de directores cuyas indicaciones de entradas son más indirectas y se
encuentran contenidas en la marcación elegida (en dos, en tres, etc.) cuya
referencia debe ser tomada por el instrumentista, la suya fue directa a todas
las entradas, salvo aquellas muy próximas (como metales y percusión) y muy fiel
a la dinámica que requiere una obra cuyos diferentes planos sonoros hacen a su
propia esencia. Fue asimismo muy cuidadoso y considerado en el reconocimiento a
las secciones y solistas que destacaron, como Fernando Ciancio (trompeta,
instrumento que lleva gran parte del motivo cantabile en el andante mosso y del allegretto); Claudio Barile (flauta); Fernando Chiappero (corno)
así como las secciones de fagotes; oboes y, especialmente, los metales y las
baterías de la percusión, conformadas por instrumentistas tan jóvenes como
formados en la interpretación orquestal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario