.Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata
.Dirigida por el maestro Diego Lurbe
.Teatro Municipal Colón, 7 de mayo
En su segundo concierto de la presente
temporada la Orquesta Sinfónica Municipal fue dirigida por su nuevo director
titular, el maestro Diego Lurbe.
A raíz de
un cambio en el contenido del programa llevado a cabo por razones de fuerza
mayor no fue interpretado el Convierto para Saxofón de Alexander Glazunov. En
su lugar lo fue la Obertura Fiesta
Académica, de Johannes Brahms que integro el programa del anteros concierto
del 30 de abril en el Teatro Auditorium.
Una fiesta Eslava (versión sinfónica), de Alexander Glazunov (1865-1936).Sin ser
una de las obras más conocidas de este destacado exponente del nacionalismo
musical ruso, discípulo de Rimsky Korsacov es muy rica en sus permanentes
cambios en los patrones rítmicos, la inventiva melódica y el color orquestal.
En la segunda parte fueron abordadas las
Variaciones opos 56 a, de Johannes
Brahms (1833-1897).
Obra de
permanentes matices y gradaciones en los cambios rítmicos, en la importancia de
los aspectos dinámicos y en la belleza melódica fue escrita en 1873 y es de la
primera gran obra orquestal difícil y compleja de Brahms (1833-1897), que
trabajó muy intensamente en ella, y a partir de la cual se asumió como un
clásico tardío –en esta formulación, pertenece a los dominios de la música pura
y difiere de las de Elgar, que constituyen una suerte de programa.
Existe una
versión previa para dos pianos (opus 56) de la cual el opus 56 a no es
orquestación.
Parte del tema de un divertimento, a esa fecha, atribuido a Hydn. Está dividido en dos frases, cada una de cinco compases de extensión, en lugar de los cuatro habituales. Las dos se repiten. Cada variación mantiene esta estructura irregular, así como esquemas armónicos y melódicos iniciales. La enunciación del tema es en sí simple: aparece en el oboe –en solo de Mariano Cañón-, sobre las cuerdas en pizzicato y rápidamente se produce una cálida polifonía en las maderas, con una sección de repuesta del segundo oboe, al motivo inicial. Los cornos subrayan armónicamente el enunciado.
Parte del tema de un divertimento, a esa fecha, atribuido a Hydn. Está dividido en dos frases, cada una de cinco compases de extensión, en lugar de los cuatro habituales. Las dos se repiten. Cada variación mantiene esta estructura irregular, así como esquemas armónicos y melódicos iniciales. La enunciación del tema es en sí simple: aparece en el oboe –en solo de Mariano Cañón-, sobre las cuerdas en pizzicato y rápidamente se produce una cálida polifonía en las maderas, con una sección de repuesta del segundo oboe, al motivo inicial. Los cornos subrayan armónicamente el enunciado.
Las ocho
variaciones que se suceden –de distinto carácter, diferente duración y que
subrayan también diferentes elementos musicales- implican cambios de tempo
sucesivos. No hay en ellas elementos superfluos, o puro efecto: esto supone que
cada uno tiene una función precisa, y que la obra demanda, a cada momento, no
sólo la adaptación a los cambios de tempo, sino a la necesidad expresiva. El
final, andante, es una chacona, en la cual los bajos repiten el primer motivo
de la variación, y preanuncia la técnica del cuarto movimiento de la 4ta.
Sinfonía, y conduce a la reexposición del tema inicial.
El programa
finalizó con la Bacanal de la ópera Sansón y Dalila, Camille Saint Saëns (1835-1921) de singular efecto que evoca, en
el solo inicial del oboe que aborda el tema central brillante y evocativo –en
lo que parece un esquema ternario- un clima sensual y exótico.
Un programa
ecléctico, con obras diferentes, sin la inclusión de un concierto con
instrumento solista ni una sinfonía, las pocas sesiones de ensayo se notaron
particularmente en las variaciones de Brahms, con una cuerda que rindió lo
mejor en los pasajes rápidos y que sonó incisiva y tirante en aquellos en que
el fraseo debería ser más sutil; una sección de cornos que mostró problemas
(como la entrada tardía en una de las variaciones) y algunas fallas de
articulación. Secciones como la de las maderas nuevamente mostraron su
musicalidad.
Con extensa
experiencia como solista en fagot y director de orquesta (es destacable su
actuación como titilar de la Orquesta Sinfónica de Olavarría) Diego Lurbe
abordó de memoria la segunda parte del programa, evidenciando su conocimiento
acabado de tan representativa partitura
de Brahms.
Su estilo de
conducción es sumamente claro, lo cual, en una obra tan rítmicamente cambiante
como la de Glazunov fue muy importante: en esas marcaciones de tempo e intensidad
dadas por la irregularidad de la obra y que son los elementos que,
precisamente, la hacen más seductora, así como los cambios de intensidad y
exposición de timbres muy claros y netos.
Sin duda le
aguarda un trabajo de preparación cuyos frutos habrán de ser apreciables en la
presente temporada.
Destacaron
Mariano Cañón (oboe); Mario Romano (Clarinete); Gerardo Gautin (fagot); Alexis
Nicolet (flauta solista); Julieta Blanco (piccolo solista); la línea de metales
y la percusión.
Eduardo Balestena
No hay comentarios:
Publicar un comentario