Esteban Benzecry,
su obra y el Concierto para violín.
Esteban Benzecry es uno de los compositores argentinos
más importantes y difundidos de la actualidad. Sus obras son estrenadas e
interpretadas en distintos escenarios del mundo, por grandes orquestas y
grandes directores, como los maestros Gustavo Dudamel o Maximiano Valdés –entre
otros. Compositor y artista plástico, nacido en Buenos Aires en 1970, vive desde
1997 en París donde, también llevó a cabo gran parte de su formación, y donde
desarrolla una intensa actividad.
Formado musicalmente con Sergio Hualpa y Haydeé
Gerardi, estudió además el profesorado de pintura en la escuela “Prilidiano
Pueyrredón”. Llevó a cabo estudios de Composición en París con Jaques
Carpentier y Paul Mefano. Sus obras han sido interpretadas desde el Carnegie
Hall hasta la Ópera de Sydney, La Filarmónica de los Ángeles; la de la Radiotelevisión
Española; la “Simón
Bolívar” muchas otras salas de conciertos en el mundo.
En Mar del Plata, La Orquesta Sinfónica Municipal,
bajo la batuta del reconocido maestro
Mario Benzecry, interpretó su obra Colores
de la Cruz del Sur.
Como hijo de un reconocido director de orquesta, la
música fue al mismo tiempo que una presencia constante en su vida un lenguaje y
un modo de sentir que le ha permitido expresarse.
El estreno en el Teatro Colón de Buenos Aires de su
Concierto para violín, interpretado por Xavier Inchausti como solista y la
Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigida por el maestro chileno Maximiano
Valdés fue la oportunidad de tener un breve encuentro con el compositor (una
persona absolutamente llana con quien es un placer dialogar), que fructificó
luego en un intercambio enriquecedor sobre su obra, sus ideas y su actividad.
-Fueron muy
certeras las palabras con que Jorge Aráoz Badí, en su comentario del diario La
Nación Variados placeres sinfónicos
caracterizó el concierto para violín al abordar cuestiones de naturaleza
interpretativa, señalando que no es nada fácil de tocar, u otras de naturaleza
estrictamente musical. Este concierto se nos presenta como algo muy libre y a
la vez complejo formalmente. Esto nos abre a una pregunta: ¿qué procesos siguen
a la elección de un material, como en el caso las citas de elementos populares?
¿Se trata de una impresión subjetiva a la que luego se le da forma? ¿Cómo puede
el compositor manejar ese equilibrio entre las ideas formales y las impresiones
subjetivas, las evocaciones?
-Muchas de las preguntas que frecuentemente se me
hacen sobre mi proceso de composición me cuestan responder porque yo soy un
compositor espontaneo que parte de la intuición y de la necesidad de decir algo
y no de la extrema intelectualización de sus actos, al igual que en nuestro
periodo de formación aprendemos el alfabeto y su análisis sintáctico, pero
luego cuando nos expresamos con la palabra ya no estamos analizando cuál es el
sujeto y cual el predicado, pero las estructuras solidas ya están
internalizadas en el subconsciente, creo que lo mismo me pasa a mí con mi
lenguaje que es la música. Me cuesta definir con palabras lo que me surge como
música.
Por lo general, tanto en mis obras más recientes
como en mi concierto para violín yo tomo ciertas raíces, melodías, ritmos y
leyendas mitológicas de nuestro continente como fuente de inspiración, pero
para desarrollar mi propio lenguaje, mi intención no es hacer etnomusicología
ni orquestar melodías folclóricas o hacer citas, sino de una manera más libre e
intuitiva, integrar estos elementos a mi lenguaje, muchos de ellos ya están
integrados inconscientemente y surgen en mis obras como una parte de mí.
Se trata de un folclore imaginario, en el no hay
citas textuales, sino evocaciones estilísticas de temas que no existen
realmente.
En el caso de mi concierto para violín se trata de
tres evocaciones autobiográficas,
La escribí por encargo de las instituciones:
“Musique Nouvelle en Liberté”, Ville de Paris y la Orchestre Pasdeloup. Esta
orquesta es una de las más antiguas de Paris en funcionamiento, creada en 1861
por Jules Pasdeloup ha estrenado de Bizet, Franck, Honegger, Lalo, Prokofiev,
Ravel, Roussel, Schmitt, Saint-Saëns, Schoenberg, entre otros...
El primer movimiento se llama "Evocación de un
Sueño" y fue escrito durante mi estadía como compositor residente en la
Casa de Velázquez de Madrid 2004 - 2006 (premio de la academia de Bellas Artes
de Francia).
En esta obra, se encuentran pequeños motivos que
evoca la música española, incluyendo la música y el canto jondo de los tablaos,
pero en el contexto de una orquestación contemporánea, estas evocaciones son
como personajes que por momentos entran y salen de la escena dentro de una
escenografía sonora que les da una unidad de atmosfera y carácter. También
evoco mis raíces sefardíes, este movimiento fue estrenado en el 2006 como una
breve obra independiente de 10 minutos para violín y orquesta por el violinista
serbio Nemanja Radulovic, dentro de un programa cuyo repertorio estaba dedicado
a la música española y como resultado del éxito que ha tenido, inmediatamente
las mismas instituciones me encargaron la composición de los dos movimientos
siguientes para completar el formato del concierto tradicional.
En el segundo movimiento, "Evocación de un
tango" también evoco parte de mis orígenes argentinos, mi ciudad de Buenos
Aires, donde yo viví la mayor parte de mi vida, en el se escucha un tango que
no fue jamás escrito.
El tercer movimiento "Evocación de un mundo
perdido", en el desarrollo melodías
y ritmos de raíz folclórica de América del Sur, al igual que la Baguala,
Carnavalito., el Malambo, los rastros de un mundo precolombino, poco conocidos
y perdido.
El estreno de este concierto en su versión integral
se realizó el 5 de diciembre del 2009 en la prestigiosa Salle Pleyel de Paris
por su dedicatorio Nemanja Radulovic junto a la Orchestre Pasdeloup bajo la
dirección del director austriaco Wolfgang Doerner y ya ha sido programada por
orquestas como la Sinfónica de RTVE Radiotelevisión española, Orquesta Nacional
de España, Filarmónica del estado de Targu Mures de Rumania, entre otras y el
estreno argentino fue realizado en el año 2010 por el violinista colombiano
Rubén Reina junto a la orquesta Sinfónica de San Juan. Este concierto
recientemente tuvo su estreno porteño en el Teatro Colon interpretado por
Xavier Inchausti.
-El otro elemento
central parece el tratamiento de la orquesta desde una idea de pureza de
timbres –no de su acumulación- que toma un arco muy amplio, particularmente en
la percusión, que aparece revelada en otro rango de posibilidades, como si de pronto
se la descubriera en posibilidades que muy pocas veces tiene en el repertorio
sinfónico.
¿Cómo se produce
este descubrimiento del mundo percusivo? Hay obras inspiradoras en este punto o
se trata de una predilección por esa variedad de sonidos no siempre presentes
en el repertorio sinfónico?
-Siempre me atrajo mucho la percusión, el
repertorio orquestal del siglo XX y XXI se ha visto muy enriquecido con la
integración de instrumentos de percusión muy ricos en timbres más la inclusión
de instrumentos étnicos que proceden de otros horizontes que también han
nutrido ampliamente las posibilidades del colorido orquestal, en el caso de mi
concierto para violín por lo general utilizo instrumentos que son tradicionales
de la orquesta sinfónica, algunos de ellos son típicos de la música
latinoamericana como ser los bongos, maracas, palo de lluvia, congas, etc…, pero
son instrumentos que ya forman parte del repertorio de las grande orquestas
sinfónicas, no hay nada realmente exótico,
quizás el secreto es saberlos combinar y ponerlos en valor, tanto en el aspecto
tímbrico como el rítmico.
-También los metales aparecen en una
función distinta con efectos que, igual que sucede en la percusión, son
infrecuentes en la música sinfónica. ¿Es una influencia también en este campo
de géneros populares, como el jazz?
-Es curioso cómo la gente se pregunta cómo logro
ciertos colores.., a veces me siento como un mago al que le preguntan sobre los
secretos de sus trucos o a un cocinero del que se espera que revele sus
secretos, esto me alaga.
Mis mayores influencias en cuanto a los efectos de
mi colorido orquestal son: mi pasado pictórico, yo tuve una formación como
artista plástico y eso de alguna manera dejo como un rasgo de mi música el
hecho de que es muy visual y variado en colores, es como si coloreara con mi
música, como si construyera escenografías sonoras.
También
sumado a mi interés por la música folclórica de nuestro continente, me ha
influenciado mucho mi gusto por el colorido de la paleta orquestal de la música
francesa, desde los impresionistas, pasando por Dutilleux, Messiaen y hasta la
actual música espectral, de donde yo aprendí muchos de esos efectos orquestales
que tanto se usan hoy y mi breve contacto con la música electroacústica durante
mi época de estudiante en Paris, que si bien yo no incursioné en ella, me ha
enriquecido mucho abriéndome los oído en la búsqueda de otras sonoridades, pero
con la orquesta sinfónica que es mi instrumento favorito.
En mis obras me gusta recrear las sonoridades de
instrumentos autóctonos como por ejemplo las quenas o sikus, pero utilizando
los instrumentos de la orquesta tradicional, mediante procedimientos actuales
como la utilización de multifonicos, armónicos, distinto tipo de soplidos,
técnicas extendidas en los aerófonos, etc..
-Rituales Amerindios fue interpretado
por Gustavo Dudamel y la Orquesta Simón Bolívar. ¿Ha interpretado este director
otras obras?
-Gustavo Dudamel es un gran difusor de mi música, a
él le debo la génesis de mis obras “Rituales Amerindios”, “Fantasia Mastay” y
también la difusión de mi obra “Colores de la Cruz del Sur” con orquestas
prestigiosas coma la Royal Concertgebouw Orchestra de Ámsterdam, por muchos
consideradas entre las tres mejores orquestas del mundo.
Gustavo Dudamel estreno “Rituales Amerindios” en
enero del 2010 con la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo (Orquesta Nacional de
Suecia), esta obra nació por encargo de esta orquesta en coproducción con el
Festival internacional de Música de Islas Canarias, Dudamel y esta orquesta
inmediatamente después del estreno en Suecia la llevaron en gira a los
auditorios de las Palmas de Gran Canarias y el Alfredo Kraus Tenerife, luego
Dudamel la dirigió en varios oportunidades con la Filarmónica de Los Ángeles en
el Walt Disney concert hall de Los Ángeles y luego en una gira a la ciudad de
San Francisco con motivo del centenario de la San Francisco Symphony Orchestra,
Más adelante la incluyo por primera vez con la
Orquesta Simón Bolívar de Venezuela donde la programo en dos giras que
realizaron en el 2012, la primera fue en junio al Royal Festival Hall de
Londres con motivo de la Olimpiadas de London 2012 y como cierre del Holland
Festival en el Concertgebouw de Ámsterdam, concierto que fue realizado con la
presencias de los príncipes de Holanda. Luego, en diciembre del 2012, los
mismos intérpretes la interpretaron en Berkeley (California) y en el Carnegie
Hall de New York.
Esta relación profesional con Dudamel nació en el
2004, cuando mi obra “Colores de la Cruz del Sur” pocos meses después de haber
sido estrenada por la Orchestre National de France en Paris bajo la dirección
de Laurent Petitgirard, fue programada por el Festival Latinoamericano de
Música de Caracas, y tuve la gran suerte de que el director a cargo de ese
concierto era Gustavo Dudamel, en aquellos años muy joven y aun no
internacionalmente reconocido.
Todavía recuerdo que luego del ensayo general él me
había dicho que le gustaba mucho mi música y que la llevaría a las grandes
orquestas, pasaron luego algunos años sin novedades y fue recién en el 2008 que
yo lo volví a ver en Paris durante un ensayo de la Orchestre Philharmonique de
Radio France y el espontáneamente me manifestó que quería encargarme obras para
sus tres orquestas y así fue como meses después nacía los encargos de “Rituales
Amerindios” para Gotemburgo y “Fantasía Mastay” que se estrenó en mayo del
2010, dentro de la temporada inaugural de Dudamel como director titular de la
Filarmónica de Los Angeles.
Él también ha dirigido el año pasado “Colores de la
Cruz del Sur” con la Royal Concertgebouw Orchestra en una gira que abarco el
Concertgebouw de Ámsterdam, la Philharmonie de Cologne (Alemania) y la Salle
Pleyel de Paris.
¿Qué novedades nos
podes contar sobre tu actividad?
Entre lo más inmediato la semana que viene la
Seattle Symphony Orchestra de USA interpretará tres veces mi obra “Colores de
la Cruz del Sur” bajo la dirección de Miguel Harth-Bedoya, que es un gran
difusor de esta obra, que desde su estreno en Paris, ya lleva más de 50
ejecuciones en lugares tan distantes como la Ópera de Sydney o la Helsinki
Philharmonic. Existe una grabación comercial de esta obra con la Fort Worth
Symphony de Texas.
Radio France me encargó un par obras para el
Festival Présences 2015 que estará dedicado a las Dos Américas dentro de la
temporada inaugural del nuevo auditorio. De estos encargos nació mi díptico
“MADRE TIERRA” cuyos movimientos son Pachamama (madre tierra en quechua) y Nuke
Mapu (madre tierra en mapuche), que estrenará en febrero la Orchestre National
de France bajo la batuta de Giancarlo Guerrero, y dentro de este mismo festival
en la apertura se estrenará mi concierto para Violonchelo que Radio France me
encargó para el célebre violonchelista francés Gautier Capuçon junto a la
Orchestre Philharmonique de Radio France bajo la dirección de Manuel
Lopez-Gomez. También programaron para cerrar el festival mi tríptico
precolombino “Rituales Amerindios” que será dirigida por Diego Matheuz, obra
que me encargó la Orquesta Sinfónica de Gotemburgo y que fue estrenada en el
2010 bajo la dirección de Gustavo Dudamel, quien a su vez la ha incluido en
giras internacionales por Europa y América con las orquestas Simón Bolívar de
Venezuela y la Filarmónica de Los Angeles.
Para más adelante hay más proyectos, pero como
todavía no están anunciados públicamente prefiero no adelantarlos.
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