.Orquesta Sinfónica Municipal de Mar del Plata
.Director: Emir Saúl
.Solista: Antonio Di Cristofano
.Teatro Colón de Mar del Plata, 21 de junio.
El pianista italiano Antonio Di
Cristofano actuó como solista en piano en el concierto de Orquesta Sinfónica
Municipal que tuvo lugar el 21 de junio, en el teatro Colón de Mar del Plata.
En la primera parte del programa fue
ofrecido el Concierto para piano y orquesta
nro. 21, en do mayor, K. 467, de Mozart.
Si bien, como criterio de apreciación,
corresponde abstraer todo elemento extra musical y considerar sólo el resultado
artístico, tales factores son relevantes musicalmente cuando inciden en ese
resultado. La falta de ensayo general, que no fue llevado a cabo por problemas
de falta de calefacción en condiciones de intenso frío en el escenario, un
feriado previo y un solo ensayo con el solista incidieron, como no podía ser de
otra manera, en ese resultado. En ese marco, no sólo la falta de un trabajo
serio con la obra sino también una marcación imprecisa, sin indicación de
entradas, particularmente a trompas y maderas, ocasionaron problemas en algunas
entradas, desfasajes, omisiones e imprecisiones.
No obstante, partes como el pasaje de un elemento por las voces
de las maderas, el sonido propio de ciertos acordes mozartianos del inicio, o
el ataque suave de la cuerda en la sección del adagio en el segundo movimiento
fueron momentos correctamente logrados, pese a algunos problemas en las
gradaciones dinámicas, particularmente en el tercer movimiento, donde el
equilibrio con el instrumento solista es delicado y que hubieran requerido un
trabajo más sutil.
Múltiples y comprometidas son las
exigencias en el instrumento solista: un arranque delicado en el tema inicial, la
rapidez de pasajes como la cadenza del primer movimiento; el primer tema del
segundo, o el largo pasaje luego de la intervención de los oboes en el tercero,
que requieren a la vez que claridad, rapidez y sentido de equilibrio y
musicalidad en un toque destacado, limpio y a la vez muchos matices. Antonio Di
Cristofano, diplomado como pianista en el Conservatorio Cherubini, de
Florencia, y de una amplia trayectoria supo responder a estas exigencias, más
allá de que en pasajes, como el del desarrollo del segundo tema, en el primer
movimiento, por ejemplo, hubieran requerido una articulación de mayor fluidez.
Abordó la obra con soltura y le confirió el sentido de musicalidad que requiere
y fue preciso en pasajes complejos como los del tercer movimiento.
No hubo bises que permitieran apreciarlo
mas allá del desafío de actuar con una orquesta que debió desenvolverse en las circunstancias antes señaladas.
Sinfonía
nro. 2 op. 36 en re mayor de Beethoven
No por tempranas ni por corresponder a
los números pares del catálogo beethoveniano son menores las dificultades de
obras, como este opus, que constituyen un desafío especialmente para una cuerda
siempre muy expuesta, ya sea en la presentación y desarrollo de motivos que,
como en el primer movimiento, son dados en pasajes de intensidad y fuerza que
demandan que la cuerda sea un bloque sonoro, intenso pero sin aridez, sino
también en la sutileza dinámica que requieren.
En este sentido hubo una cuerda poco
homogénea, incisiva y con problemas de afinación, en una ejecución que
transcurrió en un nivel de uniformidad en lo que se refiere a la dinámica, sin
sutileza ni matiz alguno (un ejemplo en el segundo movimiento, no sólo en las
cuerdas sino por ejemplo en las trompas). Lugares como el segundo tema del
segundo movimiento, con la introducción de un motivo danzante constituyen, en
ese pasaje, el previo y los sucesivos, lugares que requieren una cuerda pareja,
suave, uniforme, constituyen ejemplos del trabajo que hubiese requerido la
obra.
También la marcación fue irregular: la
hubo escasamente para secciones como las maderas, y fue dada para secciones que
ya habían entrado, como cellos y primeros violines.
No
todas las cuestiones inherentes a la interpretación musical pueden descansar
siempre en la práctica de los intérpretes, en su experiencia y en su aptitud
para resolver aquellos problemas que devienen de la falta de la preparación
seria y profunda que toda obra requiere.
Es un difícil momento para la una de las
orquestas más antiguas del país, sujeta a restricciones de toda índole, que merecería una política más justa y
respetuosa.
En la oportunidad, se rindió un cálido
homenaje a Baldomero Sánchez, solista de viola, y violinista, además de destacado
educador, en su último concierto. Ex integrante del prestigioso Quinteto Rego,
con él se retira un artista más de la generación de aquellos músicos que
vivieron la gestión de directores como Guillermo Scarabino y Washington Castro quien,
al frente del organismo, lo llevó, entre 1977 y 1984, a un orgánico de unos
90 músicos.
Eduardo Balestena
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