Orquesta
Juvenil Teresa Carreño, de Venezuela
Directores:
Diego Matheuz y Christian Vásquez
Teatro Grosses
Festpielhaus de Salzburgo
En extenso concierto, este organismo, uno de los
más importantes del proyecto El Sistema ,
abordó, el 25 de julio, bajo la dirección del maestro Christian Vásquez la Obertura Fantasía
Romeo y Julieta, de Piotr I. Tschaicowki; La Sinfonía Dramática
Romeo y Julieta, de Héctor Berlioz; bajo la dirección del maestro Diego Matheuz
el Concierto para Orquesta, de Bela Bartók y bajo la dirección del maestro
Christian Vásquez la Sinfonía
nro 4 en fa menor opus 36 de Piotr I.Tschaicowski.
Un gran
dispositivo orquestal
La Orquesta Teresa Carreño no es solamente un
organismo de grandes dimensiones; su sonido, muy adecuado al repertorio que
abordó, es sutil, flexible y sus solistas destacaron en el fraseo y los
requerimientos que demandan las obras del programa. Durante la extensa sesión
del concierto cambiaron algunos integrantes, como el concertino, pero el grueso
del organismo afrontó la exigente prueba sin decaer en ninguno de los matices y
exigencias que las obras requerían.
Se utiliza
una técnica distinta en cuando a la proyección del sonido (para trabajarlo de
una manera más destacada, puntual e intensa), ya sea de los solistas como de
las secciones que al intervenir alzan el instrumento sin que ese gesto incida
en la continuidad del fraseo, en su intensidad o en la afinación, como sucede
con el pasaje de respuesta de los cornos a las trompetas en el primer
movimiento de la Sinfonía nro. 4 de Tchaicovsky, en el crescendo y cambio rítmico que sucede a
un episodio danzante.
Otra particularidad está dada por el protocolo de
saludos en cuyo desarrollo el director reconoce a cada uno de los solistas
y las secciones por orden de
intervención, para concluir saludando no desde el podio sino desde el nivel de
la orquesta, reconociendo a la música como un trabajo de conjunto, de
preparación y de concepción grupal.
Timbres
y Diversidad rítmica
Lo que se escuchó fueron versiones maduras y
trabajadas de esas obras (que evidencian un serio trabajo previo). Elementos
como la diversidad rítmica en Berlioz,
ya presente en el Carnaval Romano, por ejemplo, producen una sensación de inestabilidad,
máxime en una obra de la magnitud de la Sinfonía Dramática Romeo y Julieta y
requieren una dirección muy clara. También las obras de Tshaicowski implican
exigencias en su alternancia rítmica pero más que nada en la construcción de un
todo intenso que requiere justeza tanto en el timbre como en el fraseo.
Es sin embargo en Prokofiev y Bartók donde las
exigencias resultan mayores, en la precisión rítmica, pureza de sonidos y
articulación del fraseo y concepto del todo.
Refinamiento
y búsqueda formal
Romeo y Julieta, de Prokofiev, con su detenimiento
en la pureza tímbrica, en la construcción armónica, y en un desarrollo rítmico
muy preciso, importa una exigencia para la orquesta, por ejemplo el número 2 de
la suite, con una compleja textura rítmica, con una sección de las cuerdas en
pizzicato y otra en rápidas figuraciones ternarias que conforman un sonido de
relieves que se repite entre episodios de muy distinto carácter en los cuales
prevalece la claridad y calidez de los timbres. Requiere una dirección muy
justa en esa diversidad.
El Concierto para Orquesta, de Bela
Bartók es una obra de gran virtuosismo. Los instrumentos intervienen como
solistas, nunca al unísono ni tratados en términos de volúmenes sonoros. Los
motivos son elaborados dentro de un esquema armónico muy preciso, en cuanto a
los intervalos y a las progresiones que lleva a cabo con un enriquecimiento en
los timbres a medida que avanzan los desarrollos. Es una concepción en la que
los motivos raramente se repiten (con la excepción de los que son recapitulados
al final), y no son expuestos en amplios esquemas melódicos. Bartók se vuelve
hacia antiguas formas: la danza lejana; el contrapunto; la fuga; las prosodias
de los cantos magiares que recopiló.
Escrito en una clara simetría, la introducción,
por ejemplo, está dada en una amplitud interválica que se contrae en el segundo
movimiento: dinamismo y expansión y estatismo y concentración.
A diferencia del repertorio
romántico y post romántico la exigencia está dada en el sonido individual y su
evolución ulterior. Exige esa pureza de sonido y el lirismo en temas cuyos
desarrollos no son amplios, lo cual implica que la importancia en el detalle es
mayor. Lugares como el segundo movimiento (Allegretto scherzando), con su giuocci delle coppie (juego de los pares) con las secciones (como
maderas, metales, arpas) que intervienen
de manera tan clara, con una armonía muy particular en los graves de la
orquesta; o el solo de oboe del tercer movimiento son muestras de los elementos
que constituyen a una obra cuya articulación y desarrollo dependen del detalle
tímbrico y la exactitud.
La Orquesta Teresa Carreño ha
evidenciado la profundidad de su preparación y de su concepto de obras que
constituyen hitos en la música.
Eduardo
Balestena
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