sábado, 19 de marzo de 2011

Mirta Herrera


El último concierto de la temporada 2010/11 de la Orquesta Sinfónica Municipal contó con la actuación de Mirta Herrera, una pianista argentina que, luego de concluir sus estudios en los conservatorios López Buchardo y Juan José Castro, ganó la beca Vincenzo Scaramuzza y continuó en la Academia Nazionale Di Santa Cecilia” de Roma, donde se radicó; en el Centro Internazionale Studi Musicalli; y en la Musikhochschule de Colonia. Alterna su actuación como intérprete, en el dictado de Master Classes, en distintos países y en su labor como jurado de concursos. Tuvimos la suerte de que pasara por Mar del Plata para interpretar el concierto K 491 de Mozart. A que músicos recuerda del Conservatorio Juan José Castro Mi recuerdo del Conservatorio está impregnado de mucho afecto. Fui de las primeras alumnas. Entré al curso superior de piano junto a otros alumnos de Antonio De Raco y fui la segunda egresada. Gracias a la dirección inteligente del Maestro Adalberto Tortorella, a quien recuerdo también en sus clases de música antigua, se respiraba un entusiasmo innovador, contagioso y estimulante. Además del Maestro De Raco tengo un vivo recuerdo del Maestro Spiller en las clases de música de cámara; la profesora Pola Suarez Urtubey en historia de la música y el Maestro V. Maragno, con su manera peculiar de analizar las formas musicales. El cuerpo docente era del más alto nivel: Alicia Hardoy; Adhelma Melo yAntonio Russo enriquecían la formación de los alumnos, cada vez más numerosos. ¿Cómo llegó a Roma y a Colonia para realizar sus estudios?

Pude realizar mis estudios en Europa gracias a dos becas: la beca "V.Scaramuzza" y la del D.A.A.D. En la Accademia Nazionale di Santa Cecilia estudié con Carlo Zecchi y en Colonia con Gunter Ludwig en la Musikhochschule de Colonia.

Pero mi GRAN MAESTRO, así con mayúsculas, fue Fausto Zadra. Grandísimo artista y pedagogo, me dio muchos elementos que me faltaban y, sobre todas las cosas, me transmitió un amor aun mayor hacia la música. Son muchísimos los alumnos, diseminados en todo el mundo, que debemos a Fausto un enriquecimiento enorme en nuestra formación musical y humana.

¿Desde entonces reside en Roma?

Desde entonces resido en Roma, con un paréntesis de dos anos en Colonia.

¿ Fue alumna de Wilhem Kempff ? Tuve la enorme suerte de participar al último curso sobre la interpretación beethoveniana que W.Kempff dictó en Positano. Fueron quince días de ensueño en los que pude tener un contacto directo con el Maestro. ¿Que repertorios prefiere hacer y de qué modo la preparación de distintos lenguajes requiere también una preparación técnica y actitud interior?

Mi gran amor es Bach y a él he dedicado recitales completos. Mis otros amores cambian con el tiempo...aunque desde hace unos cuantos años soy "fiel" a Schubert y Schumann. Me gusta muchísimo la música argentina y latinoamericana en general. Además de recitales solistas hago mucha música de cámara. Con el violinista alemán Goetz Hartmann formamos el "Dúo Kreutzer" desde hace mucho tiempo. Colaboro con el Quator Plus (Alemania) y el Ensemble Stanislas (Francia) y hago repertorio de lieder y música latinoamericana con la soprano uruguaya Beatriz Lozano. Trato de tocar lo que me gusta solamente. Eso es muy importante para mi porque el placer de lo que hago me multiplica la fantasía y las ideas. Por distintas razones sus músicos preferidos: Bach en el piano y Schumann, son un desafío. Ambos han escrito obras que son universos en sí mismas. Si, Bach en el piano es todo un desafío.Yo parto de la idea de que aunque lo que voy a tocar no fue escritopara el instrumento que hoy poseo, tengo que aprovecharlo en todas susposibilidades, especialmente expresivas.Por otro lado tampoco el piano de Chopin era como el que hoy tenemos....y nadie se problematiza tanto......Bach deja mucha libertad de interpretación. Creo que lo más importantees tratar de ser sinceros y no copiar las interpretaciones de otrospianistas. Escuchar mucho y leer, informarse, documentarse....y luegotratar de decidir en soledad lo que uno quiere hacer.Hace tiempo toqué el primer libro del Clave bien temperado dividido endos conciertos (12 y 12) sin intervalo. Fue en el festival deLondrina, en Brasil.Hicieron mesas redondas, discusiones con otrosinstrumentistas, conferencias, lecciones y mis conciertos. Fue unaexperiencia muy enriquecedora.Además del primer libro, toqué casi todos los preludios y fugas delsegundo, varias partitas; suites; conciertoitaliano; tocatas; variaciones; invenciones; etc.Últimamente estoy tocando la Fantasia cromática y fuga que me encanta.Las variaciones Goldberg las estudié pero nunca las completé ni lastoqué en público....puede ser que lo haga un día....Schumann es otro de mis grandes amores.Le voy a contar una cosa muy linda: siempre quise tocar el quinteto deSchumann, obra que adoro, y la posibilidad se presentó cuando estabaembarazada. O sea que lo estudié mucho y lo toqué en varios conciertosen Alemania al cuarto mes del embarazo.Mi hijo, a los tres anos, me sorprendió cantándolo como si fuera una cancióninfantil mientras jugaba con sus autitos y nunca lo había escuchado enconcierto ni en disco. Era su experiencia auditiva de cuando todavía nohabía nacido. Hermoso, ¿no?

El destino quiso que lo tocara al menos veinte veces...y siempre conuna gran emoción.Además toqué el concierto para piano y orquesta; el trío n° 1; la Sonatan°1 para violìn y piano; romanzas para piano y violin (oclarinete); Fantasiestucke para piano y clarinete (y/ovioloncello). Estoy actualmente estudiando el cuarteto.Hice también muchos lieder y para piano solo toqué las dossonatas,op.22 y op.11; Las escenasinfantiles; Arabesque; Kreisleriana; Escenas del bosque y Novelettes . La sola mención de las obras de su repertorio, el modo en que las concibe nos dicen que Mirta Herrera, con el italiano, alemán y español como lenguas, se expresa en otro idioma, el universal del piano. Con su actitud de extrema gentileza y de humildad, encarna al artista entregado a un arte que vive como ejercicio y como ideal. El reconocimiento que tuvo para el nivel musical de la ciudad; no sólo de la Orquesta Sinfónica, con la cual interpretó el concierto K 491 de Mozart, sino de las formaciones que conoció en su paso por Mar del Plata habla de la universalidad de ese lenguaje de la música sin el cual, como señaló la percusionista Evelyn Glennie, no habría silencio sino muerte: “lo opuesto la música no es el silencio, sino la muerte” de lo cual podemos derivar que, de una manera u otra, vivimos en la música.





sábado, 12 de marzo de 2011

Respighi, Mozart, Gershwin


La Orquesta Sinfónica Municipal, dirigida por la maestra Susana Frangi, contó con la actuación solista de Mirta Herrera en su presentación del 19 de febrero en el teatro Colón.
Antique danze ed arie per liuto, de Ottorino Respighi 879-1936), Suite nro.1.
Concebidas para cuerdas, maderas y metales, la suite nro.1, interpretada, como la nro.2, por primera vez implica muchas exigencias: la uniformidad en la cuerda, en una tesitura que exige permanentes y suaves cambios dinámicos y un íntimo diálogo entre las distintas secciones de la cuerda. No es fácil lograr ese tono gentil y a la vez antiguo, con un arpa y un oboe que evocan al laúd, y un registro de trompetas que, con el clave y las flautas es evocativo de una sonoridad que busca captar en el lenguaje de la orquesta moderna. Por ejemplo, son utilizados elementos de una de las danzas de Ptersicore, de Praetorius, pero no es una cita extensa: el compositor no se propuso reelaborar a Praetorius sino evocarlo. La amabilidad parece reservada a la escucha ya que hay momentos, como la Vivanella, particularmente dificultosos en las maderas.
Concierto para piano K.491 de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791)
Mirta Herrera, que en su momento obtuvo la beca Vincenzo Scaramuzza, vive en Roma, donde estudió, perfeccionándose en Alemania, se ha presentado en muchos paísesy dicta Master Classes también en numerosos ámbitos.
Muchas veces nos parece que los conciertos de Mozart son algo conocido. No es sin embargo así. Hay muchas escuchas posibles si los percibimos desde sus relieves y desde las relaciones entre el diálogo de la orquesta y el piano.
Más afín a la escritura profunda de las últimas sinfonías que a los conciertos para piano de la etapa vienesa, el K. 491 comienza de manera sombría en la orquesta. No obstante, todo cambia con la entrada del piano. Se inicia así una relación donde es importante el detenimiento en esa tesitura del piano.
Mirta Herrera tuvo un concepto muy claro y muy fluido de ese fraseo que en todo momento trabajó desde su delicadeza, aunque –pese a los dos teléfonos celulares que con su insistente estridencia atacaron justo en las cadencias del primero y del tercer movimiento- supo darle fuerza tanto a las cadencias como los pasajes rápidos aunque a partir de esa idea de detenimiento que pudo significar un modo diferente de continuidad, en un tempo algo más lento y siempre flexible. La interpretación parece ser justamente eso: buscar un modo de decir, musicalmente. Allí está el aporte.
Un americano en París George Gershwin (1898-1937)
En su viaje a París, en 1928, Gershwin conoció a Auric, Milhaud, Poulenc, Ravel, Prokoviev y Schöenberg.
Ese mismo año estrenó Un americano en París donde podemos apreciar gran parte de esos lenguajes. Es una obra evocativa de la calle, del movimiento, y lo expresa en forma de cambiantes esquemas rítmicos y de un rico juego de timbres. Las formas cultas de la vanguardia europea que influyeron al compositor se encontraban bajo el influjo del jazz. La síntesis –la forma europea y lo popular norteamericano- es un rico discurso que exige una justeza en todo el desarrollo. También es cambiante en los climas sonoros que va desde el complejo inicio –en flautas y violines- a momentos como el solo de trompeta que Genady Beyfeld abordó desde una gran libertad en el fraseo y en el timbre, una sonoridad muy diferente a la del registro de trompeta que pide Respighi.
Concebida para una formación que influye celesta, tres saxos, picolo, maderas, tuba y una variedad de elementos de percusión, sorprende el resultado con sólo cuatro sesiones de ensayo.
En el final fue interpretada la Danza húngara nro, 5 de Brahms
Destacaron Genady Beyfeld (trompeta), la línea de metales, la percusión (Leticia Pucci, Daniel Izarraga y Claudio Campos), Andrea Porcel (corno inglés), Federico Gidoni (flauta), Horacio Masone (picolo), Mariano Canón (oboe), Arin Kemelmajer (violín concertino).


Eduardo Balestena
http://www.d944musicasinfonica.blogspot.com/